Luces y sombras de una realidad no tan lejana

Estamos en 2030 y en algunos países, los cambios y modificaciones de los marcos legales para regular el uso de la neurotecnología en humanos han resultado ser una vía para un aumento incontrolado, desigual e injusto de las capacidades cerebrales de los individuos. Los super- soldados, los super-científicos y otros simbiontes* hombre-máquina se utilizan para ganar control e influencia sobre los demás.

¿Os habíais planteado alguna vez que esto pudiera ocurrir?, ¿Hemos pensado en las consecuencias sociales, económicas éticas, legislativas, etc. que podría tener semejante escenario?

En prospectiva, a este tipo de hechos los llamamos “wild cards”, son eventos con baja probabilidad de que ocurran, pero con muy alto impacto, y pueden constituir puntos de inflexión en la evolución de una determinada tendencia o sistema. Estos imprevistos pueden venir anunciados o no por señales débiles (“weak signals”), que son datos incompletos y fragmentados de los que podría inferirse información.

El campo de investigación en torno al cerebro humano es inmenso. La Iniciativa Internacional sobre el Cerebro (IBI) reconoce que esta investigación es «un esfuerzo tan grande y complejo que, incluso con los esfuerzos y recursos sin precedentes de los recursos públicos y privados, ninguna iniciativa podrá abordar por sí sola el reto de medir, cartografiar, crear imágenes, modelar, simular, comprender, imitar, diagnosticar y curar el cerebro». Y, así, se han lanzado numerosas iniciativas** en todo el mundo que aspiran a comprender mejor su funcionamiento, cómo trasladar sus funciones a las máquinas y cómo prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades mentales. Y ya hay pilotos o productos muy cercanos a mercado.

Un uso controvertido del aumento mental puede encontrarse, por ejemplo, en el Ejército Popular de Liberación (EPL) chino, cuyo concepto de inteligencia híbrida supone una combinación de inteligencia humana y de máquina, incluyendo la utilización de interfaces cerebro-ordenador, e incluso la edición de genes, con fines militares. Según el EPL, lograr el «dominio mental» y el «dominio cognitivo» será esencial en las futuras confrontaciones militares (Kania, 2020***).

Las prácticas de mejora mental, especialmente si se utilizan con fines no terapéuticos, pueden tener vastas implicaciones multisistémicas y llevar a las sociedades a desigualdades sociales imprevistas. En ausencia de marcos normativos completos, existe el riesgo de que países con gran autonomía política puedan acceder fácilmente a potentes tecnologías de aumento mental y utilizarlas en su beneficio.

Si ponemos el foco sobre las organizaciones, la mejora artificial de la capacidad mental podría implicar la necesidad de idear procedimientos que permitiesen diferenciar y comparar, de manera justa, los resultados de trabajadores que poseen capacidad mental aumentada frente a los que no. Por otra parte, los objetivos de las políticas de recursos humanos se centrarían en crear talento y no tanto en las tradicionales estrategias de atracción de talento desde otros países o regiones. También podría producirse un auge de innovaciones radicales en todos los sectores.

Áreas como la industria inteligente se verían afectadas al sustituir los sistemas robotizados por otros híbridos, en los que se combinaría la inteligencia artificial con la inteligencia humana (natura) aumentada.  Además, se abrirían nuevos campos de investigación en el área médica y de salud personalizada, siendo necesario entender en qué medida se puede fortalecer cada función cerebral, el efecto real que el reforzamiento de una capacidad mental tiene en otras funciones del cerebro, o el resultado real que tales intervenciones tienen en la salud física y mental del individuo.

Existen riesgos, sí. Por ejemplo, la seguridad intelectual y el bienestar metal que proporcionaría la capacidad mental aumentada podría llegar a crear dependencia y adicción sobre las personas. Y, en ausencia de planes para la su gestión, se elevaría el riesgo de que las organizaciones quedasen obsoletas de forma repentina en su área de conocimiento, perdiendo de esa manera competitividad respecto a sus competidores.

Pero, en vez de pensar en distopías (tendemos a hacerlo cuando los tiempos son inciertos), podríamos también pensar que el cerebro o el ser humano aumentado, en general, podría tener ventajas y ofrecer oportunidades

(de hecho, ya somos humanos aumentados cuando utilizamos gafas, audífonos, …). Hay implantes cerebrales que van a permitir ver a los ciegos, mover extremidades artificiales, o escribir a personas con escasa movilidad en las manos.

El uso de la neuro-tecnología facilitará la formación de clústers tecnológicos y procesos muy acelerados de especialización regional. Las instituciones podrán intervenir de forma positiva en la actitud de las personas frente a los retos que exigen concienciación social, como por ejemplo la sostenibilidad del planeta y el uso racional de los recursos. Y el reforzamiento del intelecto será clave, por último, para acelerar significativamente el descubrimiento científico y la cura de las enfermedades que actualmente amenazan al ser humano.

Ante las preocupaciones y debates que estos temas suscitan en todo el mundo, un país que cuenta ya con una enmienda constitucional para proteger la actividad cerebral y los neuroderechos es Chile.

La Fundación NeuroDerechos ha establecido los «Nuevos derechos humanos para la era de la neurotecnología» (Yuste, 2021****) con el fin de proteger nuestros derechos a: la identidad; la voluntad, la libertad de pensamiento y el libre albedrío; la privacidad mental; el acceso justo al aumento mental; la protección contra el sesgo algorítmico.

En este sentido, la Carta Española de Derechos Digitales explora actualmente el panorama de los derechos humanos en la era digital e incorpora referencias a los neuroderechos.

El compromiso de todos con la innovación cerebral responsable es clave para proteger los derechos humanos cuando se está explorando la última frontera de la humanidad. Y, confiando en que esa responsabilidad se extienda y generalice ¿podemos pensar en oportunidades que se abren para la salud y el bienestar de la sociedad y, a la vez, para la investigación y su transformación en negocios responsables, sostenibles y exitosos a nivel internacional?

* Simbionte: individuo asociado a otro en simbiosis
** Human Brain Project (EU) (https://www.humanbrainproject.eu/en/); Brain/MINDS project (Japón) (https://brainminds.jp/en/); Australian Brain Alliance (https://www.brainalliance.org.au/); Canadian Brain Research Strategy (https://canadianbrain.ca/); Brain Initiative (USA) (https://braininitiative.nih.gov/); Korean Brain Initiative (https://www.kbri.re.kr/new/pages_eng/main/); China Brain Project (https://en.wikipedia.org/wiki/China_Brain_Project);
*** Minds at War, China’s Pursuit of Military Advantage through Cognitive Science and Biotechnology (By Elsa B. Kania)
**** «It’s Time for Neuro-Rights» https://www.cirsd.org/en/horizons/horizons-winter-2021-issue-no-18/its-time-for-neuro–rights

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