El reciente Foro Económico Mundial (FEM) de Davos ha consolidado el término “policrisis” como la palabra que mejor refleja el contexto global en el que vivimos.

Su origen corresponde al profesor de la Universidad de Columbia Adam Tooze, quien en un artículo reciente designa un escenario como el actual, donde se producen una serie de crisis, una combinación de factores adversos, que tienden a retroalimentarse entre sí generando que los efectos del conjunto sean peores que la suma de las partes, lo que da lugar a una gran incertidumbre e inestabilidad.

En este contexto, la edición 2023 del Informe sobre Riesgos Globales del FEM utiliza el término policrisis para describir una situación en la que chocan distintos riesgos y su interdependencia se hace sentir de forma aguda. Como ejemplo, el informe menciona la policrisis de recursos naturales que se interrelaciona con riesgos económicos (colapso de la cadena de suministro), medioambientales (fracaso de las estrategias de adaptación), geopolíticos (conflictos entre estados) y sociales (crisis del coste de la vida).

El concepto “policrisis” hace referencia a la combinación de factores adversos que se retroalimentan y generan que los efectos del conjunto sean peores que la suma de las partes.

A la hora de abordar estos riesgos por parte de las organizaciones y los territorios, el FEM apuesta por gestionar estos riesgos, aumentar la resiliencia y aprovechar las nuevas oportunidades. En concreto, expertos del Foro proponen utilizar la tecnología, la innovación en la economía circular, los recursos y la energía, la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, la ciberseguridad y el sector sanitario para cambiar los paradigmas, reforzar las defensas y ayudar a cambiar las cosas en favor del crecimiento y la resiliencia en 2023.

  • Transición energética: Lograr las cero emisiones netas para 2050 depende de un rápido despliegue de la generación de energía limpia, de mejoras en la eficiencia energética y de un amplio uso de medidas de eliminación del dióxido de carbono. La inversión, la transición y el despliegue a gran escala deben producirse antes de 2030.
  • Tecnología: Reforzar las instituciones públicas y privadas contra los ciberataques para proteger la privacidad. Las empresas deben ir más allá del cumplimiento y arraigar en su ADN principios tecnológicos responsables y centrados en el ser humano para seguir siendo competitivas, resistir a las perturbaciones y crear resiliencia.
  • Acción por el clima: Centrarse en eliminar barreras no económicas, como la concesión de permisos y la agilización de las autorizaciones a las energías renovables, impulsar la comercialización de la tecnología emergente y la colaboración entre los sectores público y privado y en alcanzar una mayor escala.
  • Superar la escasez de recursos minerales: Para mitigar el impacto de la escasez, hay que abordar estos riesgos de forma eficaz, innovadora y, sin duda, colaborativa por parte de los líderes del sector, las organizaciones internacionales y otros actores involucrados.
  • Ciberseguridad: Las empresas pueden hacer más para aumentar su capacidad de resistencia, por ejemplo, mejorando la ciberalfabetización, la comunicación y el intercambio de información.
  • Arreglar los sistemas sanitarios mundiales: Las partes interesadas de todo el mundo deben seguir dando prioridad a la salud, garantizando un acceso equitativo a la atención sanitaria y centrándose en la salud del planeta para protegerse y evitar futuros riesgos sanitarios.
  • Innovación en la economía circular: Las empresas y los gobiernos deben experimentar un cambio completo de paradigma y adoptar modelos operativos y empresariales circulares para lograr la eficiencia, la resiliencia, la sostenibilidad y el crecimiento económico.
  • Seguridad alimentaria: Las palancas pasan por la transición a una alimentación neta cero, positiva para la naturaleza e invertir en la transformación de los sistemas alimentarios coordinada por los países.
Los expertos del FME proponen utilizar la tecnología, la innovación en la economía circular, los recursos y la energía o la ciberseguridad para favorecer el crecimiento y la resiliencia en 2023.

Siguiendo con el ejemplo de policrisis de recursos naturales, el informe plantea un ejercicio de cuatro escenarios a 2030 a partir de dos ejes globales (la confrontación o cooperación geoeconómica y la velocidad acelerada o lenta de la acción climática):

  • Escenario de competencia de recursos;
  • Escenario de control de recursos;
  • Escenario de limitación de recursos;
  • Escenario de colaboración de recursos.

El riesgo de fracaso de las estrategias de adaptación y mitigación y su posible impacto en la escasez de estos recursos determinarán hacia cuál de estos escenarios nos orientamos. El escenario de colaboración de recursos, el más positivo de los cuatro, plantea un mundo en el que, a pesar de que se producirán impactos climáticos generalizados y dramáticos, estaremos preparados para afrontarlos.

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