Europa no fomenta la inversión en investigación e innovación únicamente porque necesite crecer. Lo hace porque asume que ese crecimiento no puede ser sólo económico. Además, ha de ser social. Es decir, que debe encauzarlo para lograr que vaya en la dirección adecuada, para garantizar que sus resultados e impacto sirvan de base a la consolidación de una UE equitativa, inclusiva, sostenible e inteligente.

Reportaje del 15 de abril de 2021 

Dicho así, el objetivo es tan ambicioso que resulta sencillamente inabarcable. De modo que una de las novedades de Horizonte Europa es señalar dentro de ese objetivo general una serie de ‘metas volantes’ y dirigir los esfuerzos y recursos hacía la resolución de desafíos concretos y, por tanto, medibles. No se trata de renunciar a la ambición, sino de planificarla para hacerla realista. Es lo que técnicamente se llama innovación por misiones. Si quieres profundizar más sobre el tema te recomendamos que sigas a la economista romana Mariana Mazzucato, la asesora de gobiernos e instituciones internacionales que ha desarrollado el concepto; pero, para leer este artículo te basta con saber que este es uno de los ejes del Pilar 2 del nuevo programa marco.

 

De los grandes retos a las misiones específicas. Mariana Mazzucato, Mission-oriented research & innovation in the European Union. 

Concretamente, la UE se ha marcado para los próximos años cinco misiones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Con ellas quiere generar un gran impacto enfrentándose a desafíos en las siguientes materias: la lucha contra el cáncer, la adaptación al cambio climático, la protección de los océanos, la transformación de las ciudades en entornos climáticamente neutros e inteligentes, y el cuidado del suelo y los alimentos.

Conquistar el cáncer: misión posible. Tiene por objetivo lograr en la próxima década avances, tanto en la prevención como en el diagnóstico y el tratamiento, que permitan salvar más de tres millones de personas en la UE, de manera que quienes padecen la enfermedad vivan más y mejor. No sólo busca lograr hitos médicos, sino que además pretende que el acceso a esos avances sea igualitario en todos los países de la Unión.

Ciudades inteligentes y climáticamente neutras. Las ciudades, pese a cubrir solamente en torno al 3% de la superficie terrestre, producen más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En Europa, se estima que, para 2050, casi el 85% de los europeos vivirá en zonas urbanas. Por esta razón, porque la emergencia climática debe abordarse en las ciudades, la UE quiere lograr la neutralidad climática de cien ciudades europeas en 2030 y que éstas se conviertan en centros de innovación para otras ciudades.

Salud de los océanos, mares y aguas costeras y continentales. Pretende revertir los efectos de la actividad humana en nuestro ecosistema acuático, abordando aspectos como la prevención de la contaminación y los usos no sostenibles relacionados con la pesca, los efectos del transporte y el turismo, o el efecto del cambio climático en la degradación de las aguas. En concreto, para 2030, la UE quiere limpiar las aguas marinas y dulces, restaurar ecosistemas y hábitats degradados, y descarbonizar la economía azul para aprovechar de manera sostenible los bienes y servicios esenciales que brindan.

Salud del suelo y alimentación. Aproximadamente el 33% del suelo de la UE se considera degradado y la erosión afecta al 25% de sus terrenos de cultivo. El objetivo de esta misión es conseguir que en 2030 al menos el 75% de todos los suelos europeos sean saludables ya que, cuidando el suelo, cuidamos la vida. Es decir, que además de alimentos o materias primas, el suelo pueda proporcionar beneficios a los ecosistemas como su aportación a la biodiversidad, la regulación del clima o las aguas limpias.

Adaptación al cambio climático, incluida la transformación social. Esta misión plantea que para 2030, la UE sea capaz de gestionar eventos y riesgos asociados al clima como olas de calor, incendios, sequías, inundaciones o el incremento de la incidencia de algunas enfermedades. Busca desarrollar soluciones (y tener demostradores de esas soluciones) en distintas comunidades y regiones para incrementar su resiliencia a los efectos de la crisis climática. La participación ciudadana ayudará a definir los pasos concretos para implementar esta misión.

Obviamente, estas cinco misiones siguen siendo objetivos muy ambiciosos que, además, en ocasiones se entrelazan. Por eso requieren de la colaboración de muchos agentes que trabajen y desarrollen innovaciones en diferentes disciplinas, motivo por el que el programa marco las ha incluido dentro de los seis clústeres de los que hablamos la semana pasada.

El enfoque es innovador tanto por su planteamiento como porque en él es imprescindible, desde el inicio, la participación y colaboración de todos los agentes relacionados con la innovación, desde administraciones a centros de investigación pasando por empresas grandes y pequeñas. El éxito de estas misiones depende del calado que las innovaciones clave obtengan entre sus usuarios finales (que en muchos casos serán los ciudadanos), por lo que para que lleguen a ellos cuanto antes son imprescindibles la implicación y aportación de todos los actores.

En su conjunto, la UE destinará a estas misiones hasta 4.500 millones, el 10% de los presupuestos de los clústeres. Las convocatorias para participar en los distintos programas de las 5 misiones se realizarán en colaboración con las administraciones de los países miembros, que han creado sus respectivos “grupos espejo” para hacer aportaciones desde cada territorio.

España está participando activamente, a través del Ministerio de Ciencia e Innovación, en todos los pasos dados hasta ahora en la definición y co-diseño de las misiones. Lidera sus “grupos espejo” estatales (uno para cada misión) con equipos multidisciplinares y multisectoriales que abarcan aspectos científicos, económicos, regulatorios y sociales, y con personas con diferentes perfiles y experiencias: desde los más académicos a organizaciones sociales y empresariales, incluyendo también a la Administración, ciudadanos de a pie, innovadores sociales o inversores privados.

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